La mañana, aunque un poco nublada (y con una ciclcogénesis explosiva rondando por todas partes), salió magnífica para practicar senderismo y a las 9:20 horas los 20 valientes reunidos en la gasolinera de Valderrobres, salimos en dirección a Beceite y Las pesqueras, lugar de inicio de nuestra ruta.
Tras superar el río Ulldemó (sin quitarnos las botas, menos mal...) iniciamos el sendero marcado (es el sendero PR TE-151), que en constante subida nos fue llevando hacia la cima sur de Peñagalera. Alguna parada técnica para hidratarnos y reagruparnos y poder disfrutar del paisaje y en pocos minutos habíamos alcanzado una buena cota de altura.
Tras superar el río Ulldemó (sin quitarnos las botas, menos mal...) iniciamos el sendero marcado (es el sendero PR TE-151), que en constante subida nos fue llevando hacia la cima sur de Peñagalera. Alguna parada técnica para hidratarnos y reagruparnos y poder disfrutar del paisaje y en pocos minutos habíamos alcanzado una buena cota de altura.
Superado un pequeño barranco que nos llevó al primer collado y tras llanear agradablemente bajo los pinos, decidimos parar a almorzar junto a un antiguo pozo de agua, donde recuperamos fuerzas y nos calentamos el cuerpo con el agradable vino de la bota de Toño.
Después del ágape y para no quedarnos fríos, continuamos por la senda hacia nuestro objetivo, que ya teníamos bastante cerquita. Un último esfuerzo y la cima era nuestra. Sus 1.040 metros de altura nos regalaron unas preciosas vistas: la cima norte, de Peñagalera, Rocas de Benet, Monte Caro, Las Molas de Lino, la Punta del Aigua, el Tossal den Grilló, el valle del Algars, un montón de pueblicos a nuestros pies... y al fondo Los Pirineos repletos de nieve.Tras la foto de rigor en la cima, comenzamos un alucinante descenso hacia el valle del Algars, en busca del Collado de Pelele y nuestra perdida senda de bajada.
La bajada, entre bloques enormes, muy pendiente y con un terreno un poco descompuesto fue tranquila y entre risas y charlas llegamos hasta nuestro objetivo (el collado de Pelele), desde donde tuvimos que encontrar los hitos (alguno se resistió) que nos iban a guiar en nuestro camino de descenso a través de bosque.
Paredes impresionantes jalonaban nuestra bajada, vertiginosa y resbaladiza, hasta la tranquilidad del bosque.
Una vez superado este tramo, el sendero se adentró en el bosque, y entre curvas, hitos y árboles, llegamos al derruido Mas de García, desde donde ya quedaba poquico.La senda, ya menos abrupta, se internaba en un barranquillo que nos llevó hasta la misma orilla del río Ulldemó, que nuevamente tuvimos que vadear.
Ya sólo quedaba remontar la pista para regresar a los coches y entre charlas y alguna que otra explicación botánica y del terreno, tras casi cinco horas de caminata llegamos a nuestro punto final, cansados, algunos mojados, pero todos contentos y agradecidos por la jornada montañera.
Gracias a todos y a todas por la participación y por las ayudas en los momentos más complejos.
Hasta la próxima.
Una gran ruta por un lugar precioso.
ResponderEliminarBonitas fotos en un día gris, me alegro de que fuera todo bien y me hubiera gustado ver el chapuzón je je... Aupa un saludo a todos
ResponderEliminarNo sabeis ni escribir el nombre de la comarca! Aneu a fer la mà!!!
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